Hijos e Hijas de Chávez
La extraña lluvia que cayo ese día nos dió la noticia, luego la cadena la confirmó, nudos en la garganta, llanto, abrazos, amor, pasión, cayó la noche, larga noche, amaneció y pa’ la calle, a encontrarse con Él, en la calle: mucha gente y más gente, manadas de motos, gandolas corneteando, familias enteras, buses repletos…
Y a pesar de que vinieron varios días de dolor, llanto y rabia por la pérdida física de nuestro querido Comandante Hugo Rafa Él, hoy nos levantamos para expresarle al mundo que Tiuna El Fuerte siendo parte del pueblo revolucionario que casi después de 200 años dormido, se levantó de la mano de Chávez para continuar batallando por la independencia de Venezuela y la transformación del mundo entero, mantenemos intacta nuestra esperanza, voluntad, digna rabia y fortaleza para continuar luchando por la consolidación y profundización de la Revolución Bolivariana.
Chávez fue el único político que por primera vez volteó a mirar con respeto, a escuchar y valorar nuestras palabras, acciones y expresiones, llamándolas revolucionarias: creyó en nosotros cuando pocos nos creían. En todos los momentos que hicieron posible que Tiuna El Fuerte existiera, siempre estuvo Chávez: Cuando nos convida a todo el pueblo a ser protagonistas de la Revolución, asumimos que nosotros también podíamos, comenzando a soñar lo que siempre nos fue imposible. Cuando luchábamos por encontrar un lugar desde donde ejercer nuestra inteligencia y creatividad, articular nuestras fuerzas y lanzar nuestras apuestas, cantó el “R-O-B-I-N-SON, ROBINSON” de Sontizón y tuvimos la dicha de impregnarnos con su amor, sellar el pacto y concretar el inicio de esta hazaña colectiva que está en El Valle, en Longaray.
Años después cuando el sol era intenso, la sed apremiaba y el camino era culebrero, nos llamó a participar del Gran Polo Patriótico escuchando con mucho respeto y comprensión nuestras palabras; con sólo tocarnos nos hizo madurar, mostrándonos la complejidad y magnitud de lo que pasa en Venezuela, y sin complejos ejercimos la política desde lo que somos, desde lo que nos gusta y como sabemos hacerlo. Hoy, cuando Chávez deja de estar físicamente, nos deja un mensaje claro: todo lo que pasa hoy es el resultado de 400 años de guerra por defender nuestra dignidad, por reconocernos como hermanos, por ejercer la fuerza y el poder con el que contamos, por vivir. Chávez al igual que Zamora y Bolívar son re-encarnaciones de nuestros abuelos, chamanes y ancestros; vinieron a re-encontrarnos con nuestras raíces de lucha y a interpelarnos sobre nuestra responsabilidad con la victoria obtenidas y por obtener que por fin conquistaremos.
Como Hijos de Chávez, nos asumimos en la irreverencia de tu verbo, en tus transgresoras acciones, que para algunos eran locuras y para nosotros fueron posibilidad de cambio; en la sencillez de tus palabras que no fue otra cosa sino sabiduría y respeto al pueblo; en tú aguda intuición, tu olfato indígena para percibir la potencia de los seres y las cosas; en tú reflexivo e incansable pensamiento que nunca dejó de inquietarse por los desafíos que permanentemente genera la patria; en tú profunda confianza en los afectos, que nunca dejó ni dejará de amarnos, ni de promover el amor entre nosotros.
Desde todo lo que nos enseñaste, nos asumimos continuadores de la explosión de la última Revolución del siglo XX y la primera del Siglo XXI. Somos combatientes de una nueva Era Política donde la lealtad a la patria, la honestidad, nobleza y justicia vuelven a ser los principios fundantes y donde la construcción de una sociedad de iguales deja de ser una utopía para convertirse en un objetivo concreto frente al que contamos con mecanismos claros para lograrlo, plasmados en el Programa de la Patria 2013-2019 y resumidos en el Justo Gobierno del Poder Popular.
Continuar la batalla del siglo XXI exige de nosotros varias tareas imprescindibles que desde hoy son impostergables: mantener y potenciar la unidad de todo el pueblo, tejiendo redes cada vez más amplias, superando sectores, grupos y minorías, y actuando como una mayoría que va con todos y por todo hacia su liberación. Afinar nuestras estrategias, sofisticar nuestras armas, reconociendo en la cultura una dimensión fundamental de la lucha, puesto que es una de las vías a través de la cual transmitiremos y despertaremos en las nuevas generaciones las ganas de trabajar, amar y luchar por nuestra patria.
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